miércoles, 28 de enero de 2009

La importancia de la cultura como objeto de los estudios culturales



La importancia de la cultura como objeto de los estudios culturales radica en que si no se conoce la cultura, desde sus orígenes, costumbres y tradiciones, no se pueden entender las causas de ciertos comportamientos y no se pueden predecir las posibles consecuencias de algunos actos.

Tomaré como ejemplo la cultura mexicana, descrita en el libro “El laberinto de la soledad” de Octavio Paz.
Octavio Paz habla acerca de que el mexicano es cerrado por naturaleza. Como caso más específico habla de los llamados “pachucos” o mexicanos que residen en Estados Unidos. Ellos a pesar de hablar el idioma norteamericano, de vestirse como norteamericanos, de tener muchos años viviendo allá y de avergonzarse de su origen, nadie los confundiría con norteamericanos auténticos.

Lo que los diferencia no es precisamente el aspecto físico, como vulgarmente se creería, sino su aire furtivo e inquieto, de seres que se disfrazan y temen a la mirada ajena, que puede desnudarlos y dejarlos en cueros.
Los pachucos son rebeldes instintivos y contra ellos se ha cebado más de alguna vez el racismo norteamericano, pero no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados. El pachuco no quiere volver a su origen mexicano, pero tampoco fundirse a la vida norteamericana.

El pachuco deja que se acumulen en su cabeza todas estas representaciones contradictorias, hasta que, estallan en una pelea de cantina o un motín. Entonces en la persecución, alcanza su autenticidad, su verdadero ser, su desnudez suprema, de hombre que no pertenece a parte alguna.
Desprendido de su cultura tradicional, el pachuco se afirma un instante como soledad y reto. Se lanza al exterior, pero no para fundirse con lo que lo rodea, sino para retarlo.

La historia de México es la del hombre que busca su filiación, su origen.
Nuestra soledad tiene las mismas raíces que el sentimiento religioso. Es una oscura conciencia de que hemos sido arrancados del Todo y una tentativa búsqueda por restablecer los lazos que nos unían a la creación.

En cambio en Estados Unidos, el hombre no se siente arrancado de la creación, ni suspendido entre fuerzas enemigas. El mundo ha sido construido por él y está hecho a su imagen: es su espejo. Pero ya no se reconoce en esos objetos inhumanos, ni tampoco en sus semejantes. Está solo entre sus obras.
Como esta, hay muchas diferencias entre la cultura norteamericana y la mexicana. Otro ejemplo es el del realismo. Para nosotros un realista es siempre una persona pesimista. Y un ingenuo no puede serlo mucho tiempo si de verdad contempla la vida con realismo.

En algunos casos los norteamericanos prefieren no contemplar la realidad tanto como usarla. El ejemplo más factible de esto es el de la muerte. No sólo no quieren conocerla, sino que evitan su idea, mientras que el mexicano se burla de ella, la venera y la festeja.

El pachuco vive inmerso entre estas dos culturas, pero sin llegar a formar parte de ninguna de las dos completamente. Esto ha ocasionado una pérdida de identidad, una inseguridad que lo vuelve más cerrado y, de cierta forma, una soledad.
Todas estas causas las dio a conocer Octavio Paz, después de observar el comportamiento de la sociedad “mexicana” en Los Ángeles.

En conclusión el estudio de la cultura es primordial para conocer las causas de ciertos fenómenos, como en este caso, la pérdida de identidad de los pachucos. Mientras más sepamos de la cultura, tendremos más herramientas para explicar un suceso y predecir algún patrón de comportamiento.

miércoles, 21 de enero de 2009

Definiciones de cultura

Cultura es definida como el conocimiento adquirido que las personas utilizan para interpretar su experiencia y generar comportamientos.
Collingwood ha definido cultura como: todo lo que una persona necesita saber para actuar adecuadamente dentro de un grupo social.
Estas definiciones carecen de un aspecto importante: ellas no mencionan los artefactos que provienen y son parte de la cultura de los pueblos.
Los conceptos de Cultura y Sociedad son frecuentemente definidos por separado pero debemos saber que entre ellos hay una profunda conexión, Cultura se refiere a los comportamientos específicos e ideas dadas que emergen de estos comportamientos, y Sociedad se refiere a un grupo de gente que “tienen, poseen” una cultura.

Clifford Geertz refiriéndose a la cultura y la sociedad (o como él dice a la estructura social) dice: “la cultura es la trama de significados en función de la cual los seres humanos interpretan su existencia y experiencia, así mismo como conducen sus acciones; la estructura social es la forma que asume la acción, la red de relaciones sociales realmente existentes. La cultura y la estructura social no son, entonces, sino diferentes abstracciones de los mismos fenómenos”

Entonces, y siguiendo a Spradley, podemos encontrar tres aspectos de la cultura:

Conocimientos

Comportamientos

Artefactos

Pero, pese a que esta definición es bastante concisa y atractiva, otros antropólogos han sumado elementos que ayudan a definir, que influyen en la formación del concepto de cultura, provocando una mayor complejidad en el proceso de definición amplia del concepto de cultura: estamos hablando de los procesos Físico y Psicológicos que tienen efectos directos sobre el concepto de cultura.

American Anthropologist, vol 59, 1957.


Según Gabriel Zaid, poeta y ensayista regiomontano que ha incursionado en diversos ensayos acerca de la problemática social, de la cultura pueden subrayarse algunos aspectos: el patrimonio acumulado, la forma de heredarlo o el nivel adquirido por los herederos, lo cual se presta a confusiones. La educación acultura a los niños, pero no es la cultura, sino una forma de heredarla. No hay inconveniente en llamar cultura a la educación, siempre y cuando esté claro de qué estamos hablando.

La cultura personal puede ser favorecida, estorbada o ignorada por la educación pero es otra cosa: lo que se hereda por el simple gusto de leer y apreciar las obras de arte, de crecer en la comprensión y transformación de la realidad y de sí mismo, de ser libre. El apetito de ser, de ver, de entender, de hacer, se mueve por su cuenta y aprende sobre la marcha; incluso cuando la familia, los amigos, la escuela, la sociedad, lo favorezcan. Todos nos educamos a todos, pero cada uno tiene que aprender por sí mismo.

Las instituciones de la cultura personal no son las del saber jerárquico, certificado y credencializado del mundo educativo, ni las del éxito comercial o mediático. Son las instituciones de la cultura libre: la lectura, la tertulia, la correspondencia, los circuitos del mundo editorial y artístico que organizan y difunden lo digno de ser leído, escuchado, visto, admirado, por gusto y nada más, ociosamente. Las “credenciales” de la cultura personal son la curiosidad, la ignorancia inteligente, el espíritu creador, la animación, el buen humor, la crítica, la libertad.

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